Aviones de andar por casa

Los hay que construyen maquetas de barcos, otros montan mecanos, están aquellos que se atreven incluso con puzzles de piezas infinitas, pero todo esto se le queda muy pequeñito al español Pascual Cantos Romero. Con 52 años y copropietario del aeródromo de Matilla (Valladolid), hace décadas que este hombre decidió entregarse, en su tiempo libre, a su mayor pasión: la construcción de aviones ¡en su propia casa! Su última gran obra, (es la tercera, tras un motovelero y un Piper Cup), tras siete años y medio de dedicación en sus ratos libres, es una Vans RV-6A de dos plazas, con un motor de 180 caballos, un peso en vacío de 500 kilos, una velocidad de crucero de 270-300 km/h y una autonomía de cuatro horas de vuelo, gracias a su depósito de combustible de 500 litros. Lamentablemente ha tenido un contratiempo, los cálculos le fallaron y ha tenido que realizar unas reformas en su chalé para poder sacar el avión por la ventana. Pero lejos de dejarle exhausto, el reto superado le ha espoleado a embarcarse en uno nuevo, fabricar el modelo RV-7, más avanzado.